Luego de la última experiencia de este tipo realizada en la Universidad de Buenos Aires, las expectativas eran las mejores. Y efectivamente, esta actividad realizada el 30 de abril en el Aula “A” de la sede San Miguel de la Universidad de Luján dio sus frutos, ya que asistieron más de 30 personas de todas las edades.

El taller comenzó a las 6 de la tarde y fue dictado por las coordinadoras institucionales educativas Victoria De Michelle y Noelia Segui, encargadas de explicar los pasos a seguir. Separados en seis grupos de cinco o más personas tuvieron 15 minutos para pensar una escena de la vida cotidiana con respecto a la temática de la discapacidad, y luego representarla. Contaron con total libertad para encarnar cualquier situación y la única condición fue que todos debían participar de la actuación. Mientras trabajaban, cada grupo fue “visitado” por las coordinadoras y moderadoras para guiarlos en el caso de que tuvieran alguna dificultad. Asimismo, todos los equipos tuvieron a su disposición los materiales de CILSA (silla de ruedas, bastones y tapa ojos, entre otras cosas).

Una vez finalizado el tiempo, cada equipo pasó al frente y realizó su actuación. Se vieron representaciones sociales muy interesantes, donde se pusieron “en el lugar del otro” por unos instantes. Especialmente se trataron la discapacidad motriz y visual, pero desde distintas perspectivas. Lo que llamó la atención fue que en casi todos los casos se vieron situaciones problemáticas que se pueden llegar a dar en una universidad o en casas de estudio, principalmente todo lo que tiene que ver con la falta de adaptación a personas con discapacidad, que puede terminar vulnerando el derecho a estudiar.

Rápidamente se armó un debate acerca de lo visto con anterioridad en las representaciones. En ese contexto se tocaron temas con respecto al miedo o las dificultades de la sociedad a la hora de ayudar a una persona con discapacidad. Además, se volvió sobre el tema de la falta de adaptación que podemos encontrar en casi todos los ámbitos en los que nos movemos. Antes de dar por finalizada esta etapa, se llegó a la conclusión de que la incapacidad o el miedo a ayudar y ver a una persona con discapacidad como uno más, es sobre todo por un imaginario colectivo socialmente construido y al que todos los ciudadanos replicamos.

Para cerrar el taller, que se realizó en un gran ambiente de aprendizaje, respeto, armonía y participación, se dieron una serie de recomendaciones prácticas a la hora de brindar ayuda a aquellas personas que posean tanto reducción motriz o discapacidad visual. Lo positivo de esta actividad fue que desde CILSA no fuimos los únicos en aportar conocimientos acerca de esta temática, ya que cuatro de los presentes tenían un contacto permanente con la discapacidad y pudieron brindar sus experiencias.

Germán Nissen

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