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Los chicos se sentaron en ronda y presentaron al compañero que estaba ubicado a la derecha. El que no lo sabía o no recordaba su nombre, se levantaba y se movía en el espacio. El juego culminó cuando se logró realizar una vuelta entera de presentación.
En esta actividad se trabajó el concepto de identidad tanto individual como grupal, lo cual permitió la consolidación del grupo como tal, terminando con los subgrupos que existían: los que se conocían de la escuela o el barrio, los hermanos, primos, etc.

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