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Siguiendo con la propuesta de la lectura comprensiva de leyendas, se tomó para conmemorar el Día de la Flor Nacional una leyenda adaptada para niños que narra la historia de la misma. El taller comenzó extendiendo entre todos la alfombra de lectura (creada por los niños en talleres anteriores) sobre el piso del salón. Allí, se sentaron en ronda listos para escuchar una nueva historia.

Durante la lectura, los chicos hacen caras y se sorprenden de lo que escuchan. Cuando terminó la leyenda, con ayuda de la docente, fueron armando con sus palabras la historia de la Flor del Ceibo, realizando un repaso mental de lo que recordaban. Cuando se les comentó que el taller consistiría en hacer un pequeño mural que contaría lo que habían leído, los participantes propusieron dibujar un boceto en el pizarrón para no olvidarse qué momentos y elementos había que dibujar.

Una vez que pensaron y terminaron el boceto, pusieron manos a la obra y se dividieron en pequeños grupos: los que dibujaban, los que pintaban con crayones, los que recortaban y los que pegaban papeles con plasticola.

Cada grupo fue armando las partes que integrarían la leyenda dibujada, los distintos aborígenes que aparecían a lo largo de la historia en distintas posiciones, los soldados europeos, los árboles, las  flores de Ceibo, el arroyo y el pasto. Una vez terminado fueron colocando cada imagen en un papel madera, ayudándose con el boceto del pizarrón hasta que quedara armada toda la historia, de principio a fin.

Luego, algunos niños pensaron en agregarle un breve texto porque les parecía que no se entendía sólo con imágenes. Para este último paso, dictaron el escrito a la docente hasta lograr el producto final que fue colocado debajo del mural.

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