La presente es una de las historias de vida protagonistas de este mes y lleva por nombre a María Lucrecia, una joven que posee hidrocefalia y mielomelingocele desde su nacimiento.
Siendo la menor de tres hermanos, Lucrecia comparte el hogar con ellos y con su padre, quien se dedica a destrancar los canales que posteriormente se riegan en pos del crecimiento de la caña de azúcar.
La adolescente concurre a la Escuela ALPIS y dos veces por semana a la Escuela Irigoyen, lugar en donde aprende Lengua, Historia, Biología y Física.
Por su parte, su madre cuenta que es la primera vez que Lucrecia recibe un elemento ortopédico y que previo a esto la trasladaba en un coche para bebés, mientras se encontraba en el hogar, y en sus brazos, al momento de llevarla a los establecimientos educativos a los que concurre.
“Estoy muy agradecida. Y completamente segura que ahora, Lucrecia va a demostrar un gran avance en su vida cotidiana”, sintetizó la mujer.