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Programa Nacional

Escuela de iniciación deportiva

Buenos Aires

27 de abril de 2021

“SUPERARSE ES GANAR”

Es la frase que motiva a diario a Jésica, una joven de la Villa 20 que encontró en el deporte una herramienta de fortaleza e inclusión.

 

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Imágenes de archivo

Estoy trabajando en un sueño: volver a caminar. Quiero tener las prótesis. Con la llegada de la pandemia, los ejercicios de rehabilitación los sigo en casa”, contó a esta revista la joven de 22 años nacida en San Lorenzo, una ciudad ubicada en el Departamento Central de la República del Paraguay.

Jésica es la segunda de cuatro hermanos. Junto a ellos y sus padres
llegó hace siete años a Argentina en busca de una mejor calidad de vida. Cada sábado Villa Lugano, el barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde vive, es testigo de su activa participación en la escuela de iniciación deportiva al básquet sobre silla de ruedas de CILSA.

 

“Para que haya más inclusión sería bueno que no existan barreras arquitectónicas”.

 

En 2018 su vida se vio modificada a raíz de un accidente de tren en el cual perdió las piernas y un brazo. Por medio de un conocido supo del Programa Nacional de Recreación y Deportes de la ONG, cuyas actividades buscan la estimulación y valoración propia y social de las personas con discapacidad.

“El accidente no me impidió seguir con mi vida. Al principio estuve muy mal emocionalmente. Con esfuerzo y voluntad, hoy me siento con la mente positiva y feliz. Tuve que trabajar mucho, por eso creo que superarse es ganar”, agregó la paraguaya para referirse a las aptitudes que potenció en los últimos tres años.

“Al principio no quería ir porque no estaba segura. Fue algo distinto. Me presentaron compañeros que, al igual que yo, tenían una discapacidad”, relató en relación a sus inicios en el básquet y luego explicó: “Empecé a entrenar, a probar la silla de ruedas. Entonces me gustó la idea de hacer deporte y estar con otras personas”.

 

Logros 
Gracias al deporte pude aceptar mi realidad y adaptarme. Me ayudó física y emocionalmente. Además, pude conseguir logros. Un ejemplo fue la motivación, lo que también me llevó a integrar hoy la selección femenina de básquet adaptado”, contó con orgullo.

La amistad es otro aspecto promovido por el deporte en la vida de la jugadora de Las Lobitas. “El básquet me ayudó a tener nuevos amigos. También me permitió compartir encuentros  recreativos. Recuerdo un día en Gorki Grana, donde conocí a otros jóvenes y a los Payamédicos».

Desde hace 55 años, a través del deporte CILSA brinda a las personas con discapacidad herramientas que favorecen su rehabilitación y desarrollo, fomentando la equiparación de oportunidades en el acceso a la recreación y actividades de interacción social.

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