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4 de mayo de 2020

Cerro Colorado: tesoro arqueológico y con mucha historia

 

En la zona norte de la provincia de Córdoba se halla un cerro que es centro y testimonio de huellas arqueológicas, exhibiendo maravillosas pinturas rupestres. Un Legado de pobladores nativos que se conjuga con la oportunidad de conocer la casa museo que Atahualpa Yupanqui eligió para vivir.

Cerro Colorado nació en 1902 y es una apacible comuna que se encuentra a sólo 160 kilómetros de la ciudad de Córdoba, en el departamento de Río Seco. Su nombre alude a las areniscas de color rojizo de su cerro predominante.
Es un pueblo con tranquilo ritmo de vida donde se destacan la hermosa parroquia Nuestra Señora de Guadalupe – que en su fachada tiene piedras labradas -y la plaza principal con la sede de gobierno, la comisaría y la oficina de Información turística.
Se pueden observar a los artesanos y mujeres hilanderas que trabajan las lanas de fibra animal y vegetal y las tiñen como hace cientos de años.
Con exhuberantes cerros en donde priman los colores ocres y dorados, un río llamado de los Tártagos y el arroyo Los Molles, el entorno invita a hacer caminatas en medio del silencio y contemplar la rica naturaleza.
Reserva Natural Cultural Cerro Colorado
Es uno de los centros arqueológicos más importantes del país. Dado que es un área de conservación natural y cultural, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1961. En 1992 fue declarada área natural protegida de la provincia de Córdoba.
A través de una visita de aproximadamente una hora de duración se puede apreciar la expresión de los pueblos originarios. El cerro posee una superficie de 3 mil hectáreas. Su tesoro arqueológico son las pictografías que están distribuidas en más de cien aleros. Se trata de alrededor de 3000 pictografías rupestres que tienen de entre 500 y 1500 años de antigüedad, creadas por los Comechingones y Sanavirones.
Las pinturas se reparten en el Cerro Colorado (830 metros), el Cerro Veladero (810 metros) y el Inti Huasi (712 metros). Exhiben escenas de la vida cotidiana de quienes habitaron el suelo cordobés. Se ven dibujos de caza, de tiempo de cosecha, de guerra, figuras humanas como un señor subido a caballo, representando al español.
Al igual que otras culturas de Latinoamérica, los colores utilizados fueron blanco, negro y, en menor proporción, rojo.
Gracias a los estudios arqueológicos, se sabe que los Comechingones eran una gran sociedad de pintores e, incluso, realizaban adornos con restos de carocoles que encontraban en la zona y luego intercambiaban.

Museo arqueológico Cerro Colorado
En este museo se puede observar la historia de la vida de los habitantes de la zona. Hay herramientas que les ayudaban a sobrevivir, así como utensilios que empleaban los Comechingones y los Sanavirones para realizar las pictografías. También se exhiben carteles informativos sobre estos hábitos de antaño.
Se pueden apreciar puntas de flechas, morteros y otros tantos objetos de la época prehispánica.

Museo de Atahualpa Yupanqui
Agua Escondida es el nombre de la casa en donde vivió el cantautor Héctor Roberto Chavero, más conocido como Atahualpa Yupanqui. A decir de varias personas: el hombre más sencillo que haya tocado una guitarra. Don Ata utilizaba este lugar como refugio luego de sus viajes por diferentes partes del mundo. Allí descansaba y componía muchas de sus obras.
En la casa museo, a pocos metros de la plaza principal, se pueden apreciar muchos de sus objetos personales como su guitarra, partituras, un cuadro autografiado por Quinquela Martín, vestimentas, epístolas y fotografías con muchos artistas reconocidos a nivel nacional e internacional que lo han conocido y con quien compartió escenario.

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