Como muchos jóvenes actores, Stéfano de Gregorio es un autodidacta. «Fui creciendo y aprendiendo, porque nunca tuve tiempo de estudiar teatro. A los 10 años ya estaba haciendo teatro, televisión, giras y cine. Hasta el colegio se me complicó«, afirma «Yeyo» que debutó en la icónica tira «Chiquititas» y luego brilló en «Rincón de luz», «Floricienta» y «Casi «Ángeles».

A más de una década de esa etapa vertiginosa, el hijo de Beatriz y Fabián y hermano de Ornella, se encuentra cumpliendo la cuarentena obligatoria como millones de argentinos. A lo largo de tantos días, le está dedicando mucho tiempo a un videojuego del que es fanático: el Counter-Strike. Al punto que integra un equipo que compite en la Liga de Videojuegos Profesional (Unity League Flow). «Si nos va bien con este equipo no tendría drama de irme a vivir a Europa», admite sonriendo el virginiano que sueña con volver a pisar un escenario teatral.

En su memoria todavía guarda los aplausos y gritos de miles de chicas y chicos que lo vieron en «100 metros cuadrados», la comedia que protagonizó el año pasado junto a María Valenzuela y Florencia Bertotti en el Teatro Multitabaris. «El año pasado nos había ido buenísimo», asegura el novio de Julieta García, modelo, instagramer y kinesióloga santafesina.

EL ACTOR Y LOS VALORES

¿Qué lugar ocupa la solidaridad?

Ocupa un lugar bastante importante, porque con muy poco puedo ser solidario. Al ser una persona conocida, puedo influenciar y llegar a la sociedad en forma inmediata. Desde una red social (en Instagram tiene 1,5 millones de seguidores), con la presencia o simplemente con un mensaje. Hay mucha gente que necesita y con un pequeño granito de arena podés ayudarla.

¿Quiénes te inculcaron valores?

Sin ninguna duda, mis padres y hermana. Vengo de una familia muy humilde y a los 4 o 5 años me empezó a gustar la televisión. Entonces mi madre, haciendo un esfuerzo enorme, me llevaba a los castings. Pero no quedaba. Hasta que un día me eligieron y quedé. Desde ese entonces, tuve una vida alocada: grabar tiras televisivas, integrar elencos teatrales y hacer giras. De vivir en la ciudad de San Martín a, por ejemplo, estar alojado en un hotel en Israel. En ese contexto, con 13 años tuve la suerte de que mis padres me fueran poniendo los pies sobre la tierra. Ellos siempre me hicieron ver la realidad, pese a lo que estaba viviendo.

A menudo nos preguntamos si los argentinos son solidarios. ¿Qué opinás?

Creo que hay mucha gente que es solidaria y otra, no tanto. Pero reconozco que hay mucha gente buena en la Argentina. Somos complicados, pero buenos.

¿Pensás que las ficciones inculcan valores?

Actualmente creo que se pueden inculcar desde el teatro, más que desde la ficción. En la ficción se perdió un poco. Al abrirse el abanico de plataformas, resulta difícil centrarse en una y decir «acá hay que mirar para ver valores». En las obras de teatro, hay algunas que son muy lindas y pueden inculcar valores. Pero en el país, actualmente las ficciones se basan en algo muy corto. Hace quince o dieciocho años había ficciones como Patito Feo, Floricienta y Casi Ángeles que unían a la familia y transmitían valores. Ahora todo es más disperso.

LOS FAMOSOS Y LA SOLIDARIDAD

¿Es importante que los famosos brinden su granito de arena a las instituciones benéficas?

Es un poco de lo que veníamos hablando en la primera pregunta. En mi caso, desde una red social, como Instagram o un streaming de Twitch, tengo la posibilidad de dar a conocer la necesidad del que más necesita, a través de una foto, video o comentario. Sería muy cruel que, teniendo las herramientas, no brindemos un granito de arena.

¿Sos de colaborar con alguna institución o causa?

No en forma permanente. Pero desde muy chico con ropa, zapatillas, frazadas. Siempre estoy atento. En la ciudad de Haedo pasan chicos que conocemos y les entregamos cosas. O cuando surge un pedido desde las redes sociales, trato siempre de difundirlo. Si en el futuro se presenta algo copado, me prendería a colaborar activamente.

A menudo se habla de la inclusión de las personas con discapacidad. ¿Creés que hubo avances?

Creo que avanzamos. Y avanzamos bastante. Pero no es algo fácil. Esta respuesta es desde la ignorancia y de lo que pienso y veo. Pero me gusta que se proponga y se intente cada vez más la inclusión de las personas con discapacidad.

Por último, cuando pase la cuarentena  ¿cuáles son tus proyectos laborales?

Está muy difícil y, sobre todo, para el rubro de los actores. En lo personal, había arrancado el año con la idea de hacer radio. Y regresar al teatro con ‘100 metros cuadrados’. Pero nos agarró la pandemia y estamos en un ‘frenate’ tremendo. Quiero que rápidamente pase todo esto y hacer algo. No hay nada fijo ni cerrado. Hay un par de proyectos de teatro dando vuelta. Tanto obras conocidas, como nuevas. Así que: «productores, espero que me llamen».

Por Juan Ignacio Penlowskyj

Fotos Gentileza de Stéfano de Gregorio