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Programa Nacional

Villa Albertina TT

Santa Fe

9 de marzo de 2016

Centros de día y la literatura

El equipo de trabajo del Programa Nacional “Un niño, un futuro” reflexiona sobre cómo la literatura nos atraviesa y nos permite leer y significar el mundo.

 

Muchas veces nos preguntamos: ¿Qué actividades, proyectos o estrategias podemos desarrollar dentro de los hogares de día para acercar a los chicos a la lectura? Y no nos damos cuenta que la lectura y la literatura nos atraviesan, está presente en nuestra  vida y en la de los chicos en todo momento.

Si entendemos que “leer” no es meramente el desciframiento de signos lingüísticos, sino que, como señala Graciela Montes en “La gran ocasión”, implica una construcción de sentido que no se limita a la palabra escrita: “Se “lee” una imagen, la ciudad que se recorre, el rostro que se escudriña. Se buscan indicios, pistas, y se construye sentido, se arman pequeños cosmos de significación en los que uno, como lector, queda implicado.” (Montes: 2007). Por eso es que, en los centros pretendemos propiciar un lector que no permanezca pasivo o indiferente. Pensamos en un lector que interroga, que genera sus propias interpretaciones y no obtura las ajenas, y  que es capaz de establecer redes semánticas entre sus diversas lecturas y de resignificarlas.

Pensamos en un lector no sólo de textos, sino también de imágenes, de sonidos, de emociones, de sentimientos, de hechos, de circunstancias. Pensamos en un lector sensible y atento a lo que lo rodea. Un lector que tome la palabra (ya sea escrita u oral y esta aclaración es fundamental) para manifestar su visión del mundo, su propia cosmovisión. Tomar la palabra no sólo como una práctica de socialización, sino también de libertad. “Cada persona, desde que nace, “lee” el mundo, infatigablemente busca sentidos. Y del mismo modo, si le dan la ocasión, también puede “escribir”, o “inscribir” en palabras, ese mundo que ha leído. Puede contarlo (…).” (Montes: 2007)

En la mayoría de los hogares de día que CILSA tiene en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Mar del Plata, Mendoza, Puerto Madryn, Rosario y Santa Fe se desarrollan talleres literarios que suman además aspectos artísticos, todos tendientes a generar y acompañar el hábito de este tipo de lectura: una lectura resignificadora y liberadora que les permita cuestionar y producir sus propias hipótesis.Talleres que exploran los diversos géneros literarios y que democratizan el acceso de diversos tipos de libros. En uno de estos talleres, en donde la protagonista fue la poesía y la imagen pictórica, Dylan; uno de los chicos que participa del centro de día de Carcova, nos dijo: “Esa imagen es como una lluvia de ilusiones brillantes”, lectura poética del mundo. Un acercamiento a la realidad desde esta visión es la que queremos que los chicos y las chicas exploren y desarrollen.

“Creer, crear y soñar” es un libro producido por los chicos del hogar Sarmiento de Buenos Aires, luego de un trabajo extenso en el taller literario. Los chicos y las chicas, atravesados por la literatura, pudieron expresarse y dar a conocer su visión del mundo frente a diferentes cuestiones filosóficas: “Mi lugar en el mundo: había una vez un país de chocolate y yo y los chicos nos divertíamos. Y había casas de chocolate y piso de chocolate y eran todos de chocolate y todos comían” (Dylan).

Sabemos la importancia de la literatura como herramienta para una mayor inclusión y como achicadora de brechas sociales, por eso direccionamos nuestro accionar a esta importante tarea de garantizar el derecho a los niños y las niñas: “El lenguaje nos construye. Tener acceso a obras cuyos autores han intentado transcribir lo más profundo de la experiencia humana, desempolvando la lengua, no es un lujo: es un derecho, un derecho cultural, como lo es el acceso al saber. Porque quizás no hay mayor sufrimiento que estar privado de palabras para darle sentido a lo que vivimos”. (Petit :1999). Pero también entendemos a la literatura como formadora y posibilitadora para tomar la palabra y expresarnos. Posibilidad que, sumada a todo el trabajo diario, nos permite construir un vínculo con los padres y las madres, con la comunidad barrial y generar pertenencia.

“En lo personal, llevamos siete años compartiendo y viendo crecer a nuestros hijos, como también nos ayudaron a crecer a nosotros, como papás. No sólo son dos horas y media de entretenimiento, sino educación, de aprendizaje, de sacar tristezas, de compartir alegrías (…). No solo es un espacio para nuestros hijos sino también un espacio para nosotros.” Así expresa una mamá del hogar de Morón, Buenos Aires, su vínculo con CILSA en una carta. Porque sabemos que las acciones que llevamos a cabo son importantes es que seguimos pensando trayectos, caminos por donde transitar. Caminos llenos de acciones, pero no solo eso sino también caminos llenos de palabras, de anécdotas, de historias compartidas. Historias que nos forman y significan nuestro mundo y el de los chicos y chicas de nuestros centros.

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