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Programa Nacional

Educación

Santa Fe

23 de agosto de 2017

¿Cómo trabajamos en los Centros de Formación POETA – CILSA?

Una mirada desde el lugar de los capacitadores.

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En junio arrancó la segunda edición de 2017 en los Centros de Formación POETA – CILSA, con una oferta de aprendizaje en Ciencias de la Computación y Preparación para el Mundo del Trabajo, a través de cursos y talleres presenciales y virtuales.

Como en cada reinicio, los centros de La Plata, Mar del Plata, Córdoba, Santa Fe y Rosario, reciben a más de 200 participantes nuevos que comienzan un proceso de alfabetización digital, desarrollan competencias básicas para utilizar una computadora, navegar en Internet e introducirse en el mundo de la programación y el diseño web. Estas instancias tienen un objetivo claro: ampliar las oportunidades de inserción laboral de personas con discapacidad y en situación de vulnerabilidad social en pos de su inclusión socioeconómica.

De esta manera, desde 2007, año en que comenzó a desarrollarse el Programa de Oportunidades Económicas a través de la Tecnología en las Américas (POETA), más de 4.200 personas realizaron una capacitación integral en las ya mencionadas herramientas informáticas y a través de talleres que mejoran sus condiciones de empleabilidad, promueven el emprendedorismo y la continuidad de estudios superiores, con la intervención de orientadores vocacionales- ocupacionales.

Desde el Programa de Becas y Oportunidades se efectúa un abordaje integral en el que se cuida cada detalle: desde el espacio físico, para que sea accesible, amigable, tecnológico, comunitario e incluyente, hasta las cualidades personales de quienes estarán en contacto con los participantes.

Desde el principio: las planificaciones y los encuentros
Julio, de Santa Fe: “Este año nos planteamos realizar una planificación de los cursos basándonos en el desarrollo de las competencias digitales. De esta manera, se propusieron actividades donde los participantes ejercitaron la creatividad y la innovación, la comunicación y la colaboración, información y representación, participación responsable y solidaria, pensamiento crítico y uso autónomo de las TIC. Las clases siguen el modelo de trabajo por proyectos, donde el capacitador indaga mediante preguntas en los conocimientos previos. Luego se hace una exposición y exploración, donde se trabaja en conjunto y en la última etapa, se incentiva a los participantes a generar una producción, aplicando lo aprendido y siguiendo una serie de consignas. De esta manera, el participante se involucra mucho más en su propio aprendizaje, aprende haciendo, resolviendo problemas y poniendo su propia cuota de creatividad”.

Día a día en el centro: una realidad compartida
Ana Luz y Santiago, de Córdoba: “El trabajo de capacitador lo desarrollamos en armonía con la sociedad actual y las variables que nos manifiesta el país, teniendo en cuenta las manifestaciones sociales y culturales que van cambiando la manera de abordar el espacio desde la informática, herramienta fundamental para poder insertarse y desarrollarse en un puesto de trabajo: una nueva realidad que se actualiza y que necesita de estos medios. Este es uno de nuestros objetivos fundamentales: actuar como disparadores motivacionales para sumar a su vida experiencias nuevas y de crecimiento tanto personal como profesional, ya sea encontrando un empleo, mejorando o cambiando el actual, así como animándose a estudiar una carrera terciaria/universitaria o finalizar el colegio secundario. Así se genera un lugar de inclusión en el que notamos la importancia del trabajo en equipo

Un ejemplo de cómo aportar a la sociedad
Juan y José, de La Plata: «En la última edición, propusimos una actividad nueva y diferente: un trabajo integrador (utilizando todos los programas que aprendimos durante el curso) sobre la temática de la accesibilidad para las personas con discapacidad. Primero, les comentamos sobre los distintos tipos de discapacidad: auditiva, motriz y visual; luego les pedimos que, en grupos, observen diferentes lugares de la ciudad y «medir» cuán accesibles eran. Hicieron una encuesta con Excel destinada a la gente que circulaba por estos lugares. Después de la observación, hicieron un informe y una presentación sobre accesibilidad con fotografías sacadas de los lugares accesibles y de los que no. Presentaron los resultados de su trabajo en el acto de finalización del curso«.

Más que un espacio de formación, un lugar de encuentro
Ornela y Ana Laura, de Rosario: “POETA es mucho más que un curso de informática y preparación para el mundo del trabajo. Se trata de un espacio para aprender, para compartir experiencias e historias de vida. Es un lugar donde los participantes encuentran contención, donde se dan cuenta que no son los únicos que están buscando trabajo o que no saben qué hacer. En POETA todos somos iguales y todos buscamos lo mismo: ¡superarnos! Así, si alguno de los participantes consigue empleo o se anota para terminar sus estudios, todos nos alegramos.
POETA es el encuentro: siempre hay un mate dando vuelta y una palabra de aliento, sobre todo cuando aparecen las frustraciones de no conseguir trabajo, de no animarse a empezar un emprendimiento o de rendir mal. En esos momentos está todo el equipo y los mismos compañeros dando un abrazo de contención, contando experiencias de donde se puedan sacar cosas buenas. Todos los que trabajamos en POETA hacemos que sea un espacio amigable para que los participantes nos tengan en cuenta, como referentes para cualquier cosa que necesiten, por más que hayan terminado los cursos hace mucho tiempo: todos saben que pueden venir a pedir una mano si la necesitan y que aquí estaremos. POETA es el disparador de muchas cosas buenas que están por venir, intentamos que se den cuenta que cada cosa que uno desee, con trabajo, compromiso y perseverancia, se puede lograr”.

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