fbpx

Programa Nacional

Polideportivo

Santa Fe

28 de febrero de 2018

Jaquelina Loza: “Ayudar a otro es amor”

La joven participó del Programa “Un niño, un futuro” en Santa Fe durante su infancia. Hoy, con 25 años, trae a su hijo Bautista (7) al hogar de día Polideportivo y en 2017 dictó un taller de computación a los chicos de barrio Varadero Sarsotti. 

dav

dav

Jaquelina Loza fue una de las niñas que, allá por los años 2006, 2007 y 2008, formó parte del hogar de día que CILSA tiene en el Complejo Polideportivo “Juan Leonardo Vega” en el sur de la ciudad de Santa Fe.

Al hogar concurrió con su hermana melliza Genara luego de que su abuela Ester Enrique las anotara para que participen de un espacio donde pudieran jugar y realizar la tarea escolar. Cabe destacar que Ester fue la primera adulta mayor que pisó el hogar de día (cuando el programa de CILSA se llamaba “Un niño, un abuelo”) y quien, por aquellas épocas, realizaba tareas de limpieza y elaboraba las meriendas preferidas de los chicos: café con leche, galletitas y tortas.

Mamá de Bautista, de siete años, y Keyla, de cuatro; esposa de Martín, quien trabaja como empleado en una reconocida compañía avícola capitalina, Jaquelina se distingue por su amplia y fresca sonrisa y un tono de voz cálidamente apacible.

Pero lo más destacado de su persona es que, además de haber compartido sus años de infancia en CILSA, hoy envía a su hijo a este mismo lugar y el año pasado, en el marco de una pasantía, dictó un taller de computación a los chicos de 4 a 13 años que asisten los días de semana.

“En CILSA aprendí a no discriminar, cosa que habitualmente hacemos cuando somos más pequeños sin dimensionar el daño que podemos provocar”, expresa Jaquelina sobre lo que más recuerda de esos tiempos y agrega: “otras cosas que siempre me gustaban era pintar, leer con los abuelos, practicar deportes y jugar. No veía la hora de terminar la tarea para salir a jugar”.

Es que los abuelos que pasaron por el hogar fueron un vínculo fundamental en la vida de niños como Jaquelina, ya que con estos adultos aprendieron valores como la tolerancia, el respeto y el amor. “Con los abuelos también escribíamos cartas a los padrinos españoles que tenía CILSA. Soñábamos con que esas cartas lleguen al otro lado del mundo para que esas personas nos sigan ayudando, con su aporte económico, a solventar el desarrollo del Programa”.

 

Una historia que se repite

Hace dos años que Bautista concurre al hogar Polideportivo. “Le encanta ir porque sabe que va a jugar y aunque a veces reniega de hacer la tarea de la escuela, sabe que para poder disfrutar primero tiene que comprometerse con su formación”, dice la joven mientras observa que Keyla juega en el salón donde se realiza la entrevista.

Luego de que falleciera mi mama, me fui a vivir con mi papa y mis hermanos. Dejé la escuela a los 13 años, de 2009 a 2011 pude concluir los estudios con mucho esfuerzo. Y recién en 2015 pude terminar la secundaria en el EEMPA Francisco Urondo de barrio Chalet. Era una deuda pendiente conmigo misma”, afirmó. “Quería entrar a enfermería, pero por cuestiones de horarios con mis hijos no pude cursar la carrera. Entonces me anoté en la escuela San Lorenzo para hacer un curso de Informática y, en el marco de una pasantía, llegué a CILSA. Recordé que tenía un compañero, Ariel Miranda, con dificultad en el aprendizaje, y le pedí a mi maestra que me dejara concurrir al Polideportivo con él. Al poco tiempo llegué al hogar y durante dos meses vivimos una experiencia muy linda con Ariel”.

El curso de computación se realizó todos los jueves de noviembre y diciembre de 2017. Allí, Jaquelina fue feliz y pudo trasmitir sus conocimientos a los más chicos. “Hicimos sopas de letras para que aprendieran las distintas partes de una computadora; escribimos el abecedario y volcamos datos personales en planillas de Word; también redactamos cuentos infantiles”, sintetizó al ser consultada sobre las actividades que se plasmaron durante ese tiempo.

Desde CILSA trabajamos incansablemente para mejorar la calidad de vida de las personas que participan de sus programas sociales. Nos alegra que ejemplos de superación y tenacidad como Jaquelina sean parte de los esfuerzos diarios para promover la inclusión social. “Siempre hay que mirar hacia adelante. Ojalá en un futuro pueda seguir capacitándome para dejarles nuevas enseñanzas a mis hijos y volver a la ONG”.

 

 

 

Translate »
Ir al contenido