fbpx

Programa Nacional

Niñez

Buenos Aires

12 de junio de 2021

Beccar y el transcurrir de la infancia

Historia del espacio bonaerense próximo a cumplir dos décadas. Claudia, testigo desde sus orígenes, trasmitió vivencias y recuerdos basados en la experiencia de trabajo con la niñez.

 

imagen_355594

imagen_355595

 

Beccar abrió sus puertas en 2001 cuando el Programa “Un niño, un futuro” se creó con el objetivo de garantizar los derechos de la población infantil en todo el país. Emplazado en el Gran Buenos Aires, es uno de los 27 espacios a través de los cuales CILSA brinda educación, recreación y contención a niños y niñas con o sin discapacidad provenientes de familias de escasos recursos.

Claudia es bonaerense, recibida del Profesorado de Educación Primaria y llegó al espacio de la ONG hace 20 años, cuando aún era estudiante. “Vine con una profunda vocación, cargada de sueños”. En los primeros años se desempeñó como docente, acompañando los trayectos educativos. Desde 2013 forma parte del equipo de coordinadores, ocupándose de articular acciones con instituciones barriales y realizar seguimientos integrales de los participantes.

“Este nuevo rol me permitió generar un vínculo más cercano con las familias, con el barrio, participar y articular con redes barriales de otros espacios formales y no formales. También, organizar acciones como maratones de lectura y radios abiertas para difundir las actividades que se llevan a cabo desde el Programa”, manifestó sobre su rol como coordinadora.

¿Cuáles fueron los primeros aportes que realizaste como docente?
A raíz de mi formación en las artes plásticas, reciclaje y manualidades, propuse realizar talleres que involucraran estas prácticas. Recibí una muy buena aceptación por parte de los niños y las niñas. Algunas de estas actividades continúan al día de hoy.

Con el transcurrir del tiempo, ¿qué tipo de cambios hubo en el abordaje de actividades?
Se abrió la posibilidad de organizar propuestas con profesionales en distintas disciplinas y con capacitaciones para enriquecer la modalidad de trabajo. Esto surgió con la incorporación de nuevos objetivos como la generación de conciencia sobre la importancia de construir una sociedad inclusiva, participando en distintos talleres de sensibilización sobre discapacidad.

¿Qué aspectos recordás de los diferentes sitios donde funcionó Beccar?

En uno de ellos teníamos una huerta orgánica, donde lo cosechado se compartía con las familias. En otro, recuerdo la realización colectiva de un mural con el lema “La inclusión nos une”.

¿Qué lugar ocupa la recreación en las actividades del espacio?
Los talleres de arte, murga, percusión, cocina, fútbol, convivencia, teatro y juego fueron denominadores comunes durante mucho tiempo. También hubo otros como “Pequeños viajeros por Argentina”, “Te cuento un cuento”, “Cordones flojos”, “Cuerpo en movimiento”, “Descubriendo la magia interior”, “Identidad barrial”, “Construcción de juguetes” y “Rincones de juego” que resultaron muy significativos para los participantes, sus familias y el equipo de educadores.

¿Por qué es importante que los niños y niñas conozcan sus derechos? 
A través de las actividades planteadas durante estos años se promueve su participación voluntaria para que puedan expresarse como sujetos plenos de derecho y aprendan a ser responsables de sus actos y decisiones. “Infancias libres, infancias felices” es uno de los talleres más fuertes de cada año.

¿Cuáles son los festejos que caracterizan a Beccar?
Antes de la pandemia se realizaban celebraciones temáticas, campamentos y muestras anuales abiertas a las familias y a la comunidad. Ferias artesanales y obras de teatro llenaban de emoción a los chicos y a sus seres queridos, al compartir lo desarrollado en un año. Desde marzo del año pasado, las propuestas se sostienen a través de plataformas virtuales y de redes sociales.

 

Remembranzas
“No puedo dejar de emocionarme al recordar las bienvenidas y los egresos, los momentos de satisfacción por lo logrado, las caras de sorpresa ante lo desconocido durante los paseos, el volver a empezar una y otra vez juntos, los reencuentros con ex participantes que se acercan para compartir sus proyectos de estudio, primeros empleos, noviazgos o la llegada de su primer hijo; más aún, la inscripción de sus niños en el Programa”, manifestó Claudia en relación a las huellas del recorrido por Beccar. Y agregó: “fue mucho lo vivido, pero no lo suficiente. Yo estoy aquí, como hace 20 años, con las mismas energías en busca de nuevos aprendizajes, creando, jugando y dejando huellas en cada paso que doy. Me siento feliz porque estoy acompañada de un gran equipo de trabajo, yo solo soy una pequeña parte de todo esto”.

302823

18819

Translate »
Ir al contenido