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Programa Nacional

Más lejos para llegar a más

1 de noviembre de 2015

“Samuel nos enseñó a estar unidos como familia”

Historia de vida de Samuel Acevedo Torres, un niño chaqueño que es un claro ejemplo de superación personal.

Samuel Acevedo Torres tiene cuatro años. Nació en la localidad de Roque Sáenz Peña, en la provincia de Chaco, con una malformación congénita. Es el menor de siete hermanos, con quienes vive junto con su mamá María José y su papá Carlos Alcides en el barrio Néstor Kirchner, en una casa otorgada por el plan de viviendas AIPO. El sustento familiar consiste en las changas que realiza Carlos Alcides, la pensión no contributiva para madres de siete o más hijos y la asignación universal por discapacidad.

El niño es el único hijo de la familia que posee una discapacidad. “Cuando nació, los doctores me preguntaron si había tomado alguna pastilla. Yo llevé bien el embarazo, nunca tuve un problema y no tomé nada”, cuenta María José, de 34 años. Y agregó: “desde su llegada, el estar con Samuel es el día a día. Fue una carrera difícil, hasta los seis meses y medio teníamos que ir a hacer controles cada 15 días porque no aumentaba de los 2.400 kg con los que nació. Pero hoy las cosas son diferentes y estamos muy motivados en que, con el tiempo, vaya optimizando su calidad de vida”.

A partir del año, el pequeño concurrió a una escuela convencional. Samuel era llevado en los brazos cansados de su mamá, quien caminaba varias cuadras para llegar, ya que nunca había tenido una silla de ruedas acorde a su patología y sus padres jamás pudieron acceder a comprarle o conseguir por medio del Estado este elemento ortopédico. Hasta que hace dos años, la familia comenzó a percibir la asignación universal y desde entonces asiste a un centro local especial, denominado “Crecer con todos”, donde realiza sesiones de kinesiología, fonoaudiología y estimulación temprana.

El equipo de la Campaña “Más lejos para llegar a más” conoció a Samuel en marzo de este año, en ocasión de estar realizando un relevo en Chaco de personas que necesitaban sillas de ruedas para alentar su movilidad y mejorar su calidad de vida. “Conocer a CILSA para nosotros fue, primeramente, por un beneficio para nuestro hijo. Cuando Pety llegó a casa, tomó el molde en yeso de él, sacó sus medidas y a los tres meses ya teníamos la silla de ruedas. Ese momento fue muy emotivo, Samuel estaba feliz, no podía creerlo. Va para todos lados: a la escuela, al almacén, visita a los vecinos, sale a jugar con sus hermanos”, expresó María José.

A los dos años y medio de vida, el pequeño fue llevado a Resistencia para que lo vea un médico, quien le dijo a la familia que sería muy bueno llevarlo a Buenos Aires para que le realizaran estudios más complejos. Desde este año, CILSA está acompañando a los Acevedo Torres para viajar a Buenos Aires, donde se le están practicando estudios a Samuel en el Hospital Ricardo Gutiérrez. A partir de ellos se intenta conocer cómo se dio la patología del niño y qué se puede hacer para mejorar su calidad de vida. “Quiero que me hablen específicamente de la discapacidad de mi hijo, quiero conocer bien qué es lo que tiene. Además, estamos concurriendo al hospital para ver si en un futuro puede pararse. Estamos en esa lucha, en poder verlo caminar”.

Para María José, la lucha vale la pena y es el pilar fundamental para cualquier familia que tenga entre sus integrantes a alguien con discapacidad: “lo más importante es no perder las esperanzas, hay que pelear por lo que deseamos, por los ideales. Tenemos que creer que podemos avanzar. Por más discapacidad que haya, siempre hay personas que aparecen en el camino y nos van a ayudar, como nos pasó a nosotros”.

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