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Santa Fe

4 de noviembre de 2015

Rubén Oscar Benítez

Rubén Oscar Benítez tiene 67 años y vive con su esposa en el barrio Mayoráz de la ciudad de Santa Fe. A los 32 años, inesperadamente, se despertó en él el Síndrome de Guillán Barré, cuyas causas se desconocen todavía hoy. Siempre tuvo una vida muy activa, le gustaba salir mucho y divertirse con sus amigos. Pero después de dos años de casado y cuando su única hija tenía apenas tres meses de vida, sufrió una descompensación y comenzó con su larga travesía entre médicos, tratamientos, internaciones, medicamentos y rehabilitación.
Estuvo en cama durante los tres o cuatro primeros años, cuadripléjico, sin posibilidad de moverse. Hizo tratamientos médicos, haciendo consultas en distintos lugares del país y probó diferentes drogas hasta que la enfermedad se estancó. Después de diez años de rehabilitación, abandonó en 1997 porque ya estaba cansado. Pero se arrepiente.
Hoy en día sostiene que lo único que lo salva es Dios y su fe. Es muy creyente y necesita rezar todos los días. Es socio de CILSA desde hace 20 años, cuando conoció la ONG porque le fueron a vender una rifa a su casa. Y desde ese momento colabora como puede.
Recuerda que la primera silla que le entregó CILSA, fue al poco tiempo de asociarse y le duró ocho años. Este año, recibió la cuarta silla de ruedas en la entrega mensual de octubre, a la cual pudo asistir. La pasó muy bien y dice estar muy agradecido con CILSA porque “siempre se portó bien conmigo”.

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