Como buena virginiana, Julieta Díaz es una mujer transparente, autoexigente, crítica, metódica y solidaria con las causas sociales. «Trato de estar atenta para ser solidaria. A veces uno está muy en la suya y no ve lo que necesita el otro. Pero es importante recordarse ver al otro. Hasta que se haga carne«, afirma la actriz que asume una activa participación en los temas referidos al feminismo, ecología, igualdad y discapacidad.

Mientras atiende a su hija Elena Antonia, nacida hace cinco años con hipoxia cerebral, cuenta a CILSA y la Gente que quienes le inculcaron los valores esenciales fueron sus padres, el profesor de teatro Ricardo Díaz Mourelle y la terapeuta floral María Bernarda Hermida. «Ellos fueron y son solidarios, luchadores, buscadores de verdad, justicia y amor. Son personas que han hecho mucho por los demás, con hermosos valores», asegura orgullosa la hija única.

Julieta, estamos en una larga etapa de pandemia. ¿Pensás que hay involucrarse y ser solidario?

En este momento es indispensable ser solidario y estar atentos, como decía antes. Hoy más que nunca. Mi colectivo de actores, actrices y trabajadores de la cultura está en un momento muy crítico. Noventa por ciento de desocupación. Y muchos sectores. Hay que aportar lo que se pueda. Trabajo, dinero, tiempo, comida, amor, oreja, etc.

Actuaste en tiras que te dieron popularidad. ¿Creés que desde la televisión y las ficciones se pueden inculcar valores en la sociedad?

La televisión inculca valores en la sociedad. ¡Tiene mucho poder! Es una gran responsabilidad. Por eso, hay que tratar de mejorarla siempre. ¡Es crucial! ¡Claro que sí! Hoy lo siento muchísimo. Más que nunca.

Te vimos colaborando en eventos solidarios. ¿Es importante que las personalidades brinden su granito de arena? 

Cada uno elige las causas que quiere defender. Hoy defiendo derechos humanos, feminismo ecología, igualdad y discapacidad, que son los que me importan. Pero creo que todos tenemos que hacerlo. Elegir tu/s causa/s. No me sumo a todas, porque no puedo. Pero sí elijo y participo.

¿Sos madrina o colaborás con alguna institución benéfica?

Fui madrina en algún momento. Actualmente colaboro con La Garganta Poderosa y con una ONG interprovincial ecologista que se llama Consciencia Solidaria. Mi madre trabaja con ellos hace más de 20 años. Yo siempre colaboro.

¿Cómo te llevás con las redes sociales?

Soy muy activa. A veces me cuesta soltar el celu, entonces estoy atenta a no pasarme. Pero me gusta. La que más me gusta es Instagram.

A menudo se habla de la inclusión de las personas con discapacidad. ¿Pensás que hay mayor conciencia? 

Creo que en algunos lugares hay más conciencia y en otros, no tanto. Lo importante es que sea desde el colegio, la educación y desde la infancia. Nos cuesta cruzarnos con personas con discapacidad. Por culpa, no nos vinculamos con ellas. ¿Por qué no hay más empleados con alguna discapacidad en los lugares de trabajo? No me relaciono tanto, no lo veo asiduamente. De alguna manera están escondidos, relegados. De chica, casi no tengo recuerdo de haberme cruzado con chicos con discapacidad. Me parece que hay un poco de responsabilidad social, de convivir más con eso. De que las personas con discapacidad sean más parte de nuestro cotidiano.   

¿Qué mensaje le darías a los jóvenes con respecto a la solidaridad? 

Que elijan la causa que más les gusta. Con elegir una está bien. Si todos elegimos una y somos solidarios con algo, entre todos vamos a poder estar atentos a todas las necesidades. Esa es la sensación que tengo. No hace falta hacerlo todo el tiempo. Salvo que uno quiera que sea parte de su vida como un trabajo. Estar atentos, saber que hay alguien que necesita algo de nosotros. Que tiene menos que nosotros, sea material o sea amor, afecto, tranquilidad, espacio o salud. De alguna manera, uno siempre puede elegir ser solidario.

Madre presente

El 13 de diciembre la única hija de Julieta cumplirá seis años. Elena Antonia es fruto de su relación con el empresario norteamericano Brent Federighi, de quien se separó en 2017, luego de una década. La prolongada cuarentena le permite estar todo el tiempo con su simpática heredera.

¿Qué te enseña día a día Elena Antonia? 

Elena me enseña sobre mí misma. Las partes que me cuestan, las partes oscuras de poca paciencia. También me enseña sobre la capacidad de amor, de entrega. Esta cuarentena me enseñó un poco a jugar con mi hija, porque me dio tiempo. Estaba preocupada por algunas cosas y tenía tiempo para sentarme y jugar con ella. Pero Elena y su discapacidad me enseñan cosas todos los días. Primero, Elena como hija, porque yo no la veo como una discapacitada. No me gusta llamarla así. Me gusta decir que tiene una discapacidad. Entonces no la define, sino es algo que tiene. Ella me enseña a reír. Me enseña la paciencia literal, porque a veces me dice: «tranquila mamá. Respirá, respirá». Es muy inteligente, muy dulce y muy pícara. Y después con su situación, ella me enseña un montón, porque eso genera mucho dolor y uno aprende a atravesarlo. Te hace más humano, más comprensivo. Mi hija me está enseñando. Yo lo pondría en presente continuo. Ella es muy chiquita, tiene mucho para enseñarme y yo a ella.

«Precoz», la obra teatral que no pudo estrenar

Para estar activa y no perder el timming, Julieta Díaz ensaya «Precoz», la obra teatral basada en la novela homónima de Ariana Harwicz que se iba a estrenar el 18 de julio en la sala Dumont 4040, con dirección de Lorena Vega. «Tuvimos que parar todo con el actor Tomás Wicz. Veremos el año que viene cómo retomaremos. Por ahora, queremos estrenar con gente, no streaming», concluye la protagonista. 

Por Juan Ignacio Penlowskyj | Fotos Santiago Turienzo y Julieta Díaz