En la actualidad, el contexto socio económico de Argentina provoca el aumento de la demanda de necesidades de personas con discapacidad y en situación de vulnerabilidad social, fundamentalmente de niños y niñas, siendo la infancia una de las etapas más importantes en la construcción de la personalidad. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en el segundo semestre de 2018 la población bajo la línea de pobreza de nuestro país era del 32%.  

La imposibilidad de contar con una silla de ruedas está ligada a la pobreza, lo cual lleva a que las personas con discapacidad presenten complicaciones secundarias, pudiendo acentuar su discapacidad. Los niños y las niñas no podrán ingresar al sistema educativo, fundamental para poder acceder a un trabajo calificado siendo adultos, y se verán hundidos aún más en la pobreza. El acceso a una silla de ruedas apropiada permite que las personas con discapacidad trabajen y participen en iniciativas masivas de desarrollo que disminuirán su situación de marginalidad.  

Teniendo en cuenta esta realidad, nos vemos abocados a redoblar los esfuerzos a fin de cubrir los requerimientos de la población que más nos necesita. Trabajamos con la firme convicción de que las Organizaciones de la Sociedad Civil, como el caso de CILSA, se constituyen como una respuesta real e inmediata provocando un cambio positivo en la sociedad. 

Sólo a través de una ciudadanía consciente y comprometida, seremos capaces de hacer frente a los problemas a que nos enfrentamos como sociedad.