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22 de agosto de 2020

LAS DOS TUMBAS VACÍAS DEL POETA

La agitación política que dividía a Florencia durante el siglo XIV terminó con la persecución y el destierro del mayor poeta y padre de la lengua italiana, Dante Alighieri, quien terminó sus días en Ravena sin haber podido regresar nunca a la cuna del Renacimiento.

 

Durante su exilio concibió y plasmó La Divina Comedia, una joya literaria que narra un recorrido por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, que trascendió su obra y permeó todas las ramas del arte occidental donde fue pintado, citado y recreado hasta nuestros días.

Desde su muerte, un 14 de septiembre de 1321, los restos del Dante yacen en el desarraigo, albergados hoy por la Basílica de San Francisco de la ciudad de Ravena. Aunque otras dos tumbas, una inevitable y otra inesperada aguardan, todavía vacías, para rendirle los homenajes que en vida se le negaron.

La tumba vacía inevitable se encuentra en Florencia, su ciudad natal, donde casi cinco siglos después se intentó poner fin al escandaloso exilio de uno de sus más ilustres hijos construyendo un cenotafio (es decir, un monumento funerario donde no está el cadáver del personaje al cual está dedicado) dentro de la Basílica de Santa Cruz, con la inscripción laudatoria «Honrad al más alto poeta».

Por las ironías de la historia, desde hace años Florencia intenta sin éxito recuperar al expulsado, frente a la resistencia de la ciudad de Ravena y su basílica que se niegan a perder al ilustre extinto que por tanto tiempo albergaron, y que sólo cederían por un breve tiempo a la tierra de la flor de lis para la celebración, el próximo año, del 700º aniversario de la muerte del poeta.

La tumba vacía impensada está esperando al florentino desde 1923, en un continente de cuya existencia Alighieri no supo nunca y en un edificio concebido en su integridad como un homenaje a su máxima obra poética. Aquí en el Nuevo Mundo, más allá de los mares, en el 1370 de la Avenida de Mayo de la ciudad de Buenos Aires, el Palacio Barolo -ese extraño faro en tierra firme construido por el Arquitecto Mario Palanti por encargo de un inmigrante italiano que prosperó en estas tierras- aguarda pacientemente la llegada de los restos del hombre que diseñó en su imaginación -e imprimió en el imaginario de las generaciones venideras- la detallada y concéntrica geografía del Otro Mundo y el riguroso plano literario del Más Allá.

Por Patricia Giglio

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