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Programa Nacional

Educación

Córdoba

16 de agosto de 2012

Dos pasiones unidas

Fútbol y estudio, herramientas inclusivas

César Pereyra conoció CILSA mientras practicaba fútbol sala para ciegos, deporte que se resume a una adaptación del fútbol sala convencional. Al momento lo recuerda como si fuera ayer y en tal sentido expresó que “un equipo institucional de la O.N.G. observó un entrenamiento nuestro y a su término nos invitó a participar de una actividad correspondiente al Programa Nacional de Concientización. Desde entonces, estamos en contacto con la organización”. Hoy, un tiempo después, además de desarrollar una actividad física, es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba, a través de una beca que solicitó en nuestra organización no gubernamental. “Personalmente, necesitaba una ayuda económica para afrontar los gastos del cursado de la carrera. Ahora tengo la posibilidad de comprar los materiales de estudio para que me los digitalicen, y también las pilas para el grabador que utilizo durante las clases”, explicó.

Según Pereyra, “el deporte me ayudó mucho, tanto en lo físico como a nivel social, pues conocí grandes amigos y viajé a diferentes partes del país”. En la ciudad de Córdoba, donde César, junto a Carlos y Raúl (a quienes conoceremos más adelante en esta nota) lo practican, el equipo de fútbol sala para ciegos depende de la secretaría de Deportes municipal, que también tiene a su cargo un conjunto femenino.

Por otra parte, la voluntad de César de progresar en cuanto a sus conocimientos informáticos también se dio en CILSA. Es que además de haber aplicado a una beca, en 2011 fue alumno del Programa P.O.E.T.A., en el Aula que funciona en la calle Coronel Olmedo 180, y este año, en el marco del Programa “Primer Paso” del gobierno provincial, se desempeña como instructor. “El curso de informática me permitió ingresar al correo electrónico, utilizar redes sociales y, lo más importante, la posibilidad de formar parte de CILSA, lo que sin dudas es un gran cambio en mi vida”, agregó.

                ¿Cómo era tu vida antes de realizar el curso P.O.E.T.A.?

Dependía de la voluntad de alguien que me ayudara a hacer cosas en la computadora, cosas que por suerte, y gracias al curso, pude cambiarlas.

 

                ¿Cómo te imaginas en un futuro no muy lejano?

Estando recibido y en continuo perfeccionamiento. Trabajando en lo posible de lo que estudié y disfrutando del Aula P.O.E.T.A., ayudando a otras personas que están en situación de discapacidad visual.

 

Luchadores, dentro y fuera de la cancha

Carlos Calachi, de 59 años, y Carlos “Carlitos” Bustamante, de 24, poseen discapacidad visual, son alumnos de P.O.E.T.A. en Córdoba y ambos practican un deporte muy particular: el torball. “Este deporte es exclusivo para personas ciegas y disminuidas visuales. Cada equipo tiene tres jugadores, y la cancha está dividida con una cuerda ubicada a 35 cm. del suelo, de la cual cuelgan unos cascabeles. El juego consiste es hacer el gol lanzando la pelota, un poco más chica que la de fútbol, por debajo de la cuerda. Si la pelota la toca, es penal. Puede haber dos penales personales  y al tercero es penal de equipo; lo que significa que queda un integrante por equipo (1 contra 1)”, expresó Calachi.

               

                ¿Qué cambio en sus vidas con la práctica de un deporte y la realización de un curso de formación en computación?

                Calachi: El deporte me cambió la vida. Además de jugar al torball, hago atletismo, por eso el deporte es algo muy especial para mí.  En cuanto al curso, ahora se manejar Internet y a través de este medio tan valioso me comunico con mis hermanas que viven en Jujuy  y Buenos Aires.

                Bustamante: El curso es excelente, aprendo y me divierto, y el deporte me permitió conocer gente, viajar.

               

                ¿Cómo eran sus vidas antes de practicar torball y comenzar a formarse?

                Calachi: Yo decidí aferrarme a la vida y amar la vida. El deporte me hace bien, he tenido logros y eso me ha dado satisfacciones.

                Bustamante: Antes de practicar deporte llegué a pesar 80 kg, que para mi baja estatura eran muchos, y sufría convulsiones. Desde hace cuatro años ya no convulsiono, el deporte y la disciplina me permiten esto.

 

                ¿Cómo imaginan su futuro?

                Calachi: A mí me gustaría mucho trabajar, lo necesito, es una manera de sentirme útil. Me gustaría ser ayudante de cocina, por ejemplo.

                Bustamante: Yo quiero continuar con el torball y desde hace un tiempo también participo ayudando a entrenar en el equipo femenino de fútbol sala para ciegos. También me gustaría terminar el secundario y seguir luchando por superarme día a día.

 

Jugadoras de selección y estudiantes destacadas

Por su parte, Alejandra Elizagoyen estudia Ingeniería Química y Marina Rodríguez Ingeniería en Sistemas de Información. Ambas se encuentran en el último año de sus respectivas carreras, son becarias de CILSA y jugadoras de la Selección Argentina de Vóleibol de Sordos. En esta breve entrevista nos cuentan algunos detalles del deporte que practican y las experiencias que han vivido a través del mismo.

 

                ¿Qué características tiene el vóley adaptado?

En el vóley adaptado, cuando entramos a la cancha, las jugadoras debemos sacarnos nuestros audífonos, para así estar todas en la misma condición. Eso trae la ventaja de aprender a jugar con la mirada, con los gestos, y en los entrenamientos aprovechamos para conocernos con la compañera de al lado, algo importante a la hora de entendernos mejor en la cancha.

 

                Ambas participaron de los Juegos Olímpicos de Sordos de 2009, en Taiwan ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue algo maravilloso, único en nuestras vidas. Conocimos gente sorda de todo el mundo, competimos contra los mejores equipos, contra grandes potencias como Ucrania, Estados Unidos y Japón. Vimos un excelente nivel en todos los deportes, en natación, fútbol y básquet. Son deportistas que tranquilamente podrían estar compitiendo en un Juego Olímpico como el de Londres.

                ¿En algún momento pensaron que la discapacidad que poseen no les iba a permitir desarrollarse en ámbitos como el deporte y la universidad?

En el deporte nunca tuvimos dudas de que íbamos a poder integrarnos. Pudimos demostrar que a pesar de ser sordas/hipoacúsicas, podemos entrenar normalmente, y los DT que tuvimos siempre pusieron mucha predisposición para que nosotras estemos cómodas dentro del equipo, hablándonos de frente, explicándonos los ejercicios de manera clara. Por suerte, hoy tenemos más que claro que nuestra discapacidad no nos impidió absolutamente nada, sí nos costó un poco más que a los demás, pero nunca fue un impedimento para poder estudiar y avanzar.

 

                ¿Qué sienten que les ha dado el deporte en estos años que llevan practicándolo? Sentimos que nos ha dado mucho, el vóley es nuestra pasión, hemos conocido muchísima gente, hicimos muchos amigos. Aprendimos a hablar en Lengua de Señas, a comunicarnos con todos. El deporte es muy importante en materia de inclusión social, posibilita mucho la integración de las personas con discapacidad.

 

                ¿Creen que estas experiencias les servirán para enfrentarse a la vida desde una perspectiva diferente?

Totalmente. El deporte y la facultad nos enseñaron a enfrentar muchos obstáculos, y creemos firmemente que la única forma de sentirnos parte de todo es integrándonos en la sociedad desde diversos ámbitos; haciéndole entender a la sociedad que no todos somos iguales y que las personas con discapacidad somos capaces de muchísimas cosas.

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