Rubén tiene 60 años. Desde hace 5 padece osteoporosis y anemia lo que le impiden caminar. Debido a eso debió encarar un tratamiento extenso y lento. Gracias a una monja que trabaja en el hospital, su familia se acercó a CILSA y desde marzo cuenta con una silla de ruedas. Antes debía alquilar este elemento, cada vez que su economía lo permitía, para poder movilizarse.

Hoy, con mucha voluntad y paciencia está practicando los distintos pasajes de la cama a la silla de ruedas, ya que no puede hacer rehabilitación hasta que sus huesos estén fuertes. Ahora puede trasladarse dentro de su casa. Participó de la última entrega que se realizó en el Polideportivo de CILSA la cuál disfrutó mucho porque hace rato que no salía por la ciudad.

Ahora, su próximo objetivo es aprender sobre informática. Le gustaría conocer para poder bajar de internet información sobre mecánica, el oficio al que se dedicó por más de 25 años. Por ese motivo,  su hija tiene planeado hacer el curso que realiza CILSA para luego poder enseñarle a él.

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