Testimonios de personas con discapacidad que recibieron una silla de ruedas acorde a sus requerimientos específicos.

Marisel y Ethan, madre e hijo, forman parte de una familia de 5 integrantes que completan el papá y dos hijas más chicas. Oriundos de la ciudad de Santa Fe, recibieron una silla de ruedas para que Ethan, de 11 años, pueda asistir
a la escuela.

“Él usaba botas ortopédicas, pero le terminaron lastimando los pies. Para poder realizar otra cirugía, tiene que tratar de andar un poco menos que antes”, contó su mamá. Por su parte, el niño reveló su amor por los animales y que cuando sea grande le gustaría ser veterinario.

Con el fuerte deseo de dar continuidad a la escolaridad de Ethan, Marisel agradeció el trabajo de la ONG y sus  colaboradores, que permiten a miles de personas seguir adelante con sus sueños.

Sonia tiene 46 años, vive en Pilar (Buenos Aires) y recibió su primera silla de ruedas. “Sin la gente que te ayuda  nunca hubiese podido tener una”, comentó. Por falta de dinero no había podido comprar una silla que se adapte a sus necesidades.

Tiempo atrás había decidido estudiar una carrera universitaria pero, por falta de movilidad, tuvo que abandonarla. A  Sonia le encanta ir a la cancha y a recitales. “Trato de llevar una vida normal que, con la silla, es mucho más fácil”,  concluyó.

Hugo y María son un matrimonio de 30 años. Sus primeras palabras fueron de agradecimiento, ante la emoción de conseguir la silla de ruedas que le permite a Hugo disfrutar de paseos y salidas junto a su familia, tras haber tenido un ACV hace un año atrás.

«Somos una pareja feliz”, resaltó María. Con los ojos cristalinos y una sonrisa bien plantada, agradecen haberse encontrado con CILSA en el camino.