Expresó María Celeste, una joven cordobesa que accedió a una silla de ruedas en las instalaciones de Nuestra Casa el 7 de julio.

«Tengo 32 años, soy Auxiliar de Enfermería y vivo en Villa Allende con mi pareja y nuestra hija de 10 años. Mi diagnóstico: miopatía metabólica mitocondrial. A poco tiempo de que falleciera mi mamá, comencé a tener dolores en todo el cuerpo, fatiga, insomnio, anorexia y gastritis. Fue en esos momentos donde empecé a ir a varios especialistas, hasta dar con el diagnóstico.

En cuanto a los distintos empleos en los que me desarrollé, siempre fueron en el ámbito de la salud. Actualmente realizo Neurorrehabilitación en la Fundación Nalbandian, cuyos miembros son muy empáticos. Por medio de ellos llegué a CILSA.

Gracias a esta ONG, que hace un trabajo tan importante ayudando a tantas personas que como yo no tenemos recursos para poder adquirir los elementos ortopédicos para mejorar nuestra calidad de vida, su compromiso y esfuerzo. Gracias por ayudarme no solo a mí si no a mi familia.»