Así lo afirmó Wilson, tras recibir una nueva silla de ruedas el 1° de julio en el Observatorio Astronómico de Córdoba.

«Mi nombre es Wilson Maximiliano Arredondo. Tengo 32 años y vivo en Córdoba Capital junto a mi esposa Ariadna y mis 4 hijos: James de 15 años, Damaris de 12, Isis de 5 y Naileth de 4. También resido con mi mamá Lucrecia y mi hermana Magalí con su hija Naomi de 1 año.

Siempre viví en Córdoba. Desde niño me gustaba mucho jugar al futbol con mis amigos del barrio. Ya con mis hijos disfrutaba mucho de ir al cine a ver películas de dibujos animados.

En noviembre de 2019 sufrí un asalto y recibí un disparo de arma de fuego, que me provocó una lesión medular que me generó una paraplejía flácida. Estuve internado por un mes en la Clínica de La Familia.

Comencé mi terapia en el Centro de Rehabilitación Mi Casa Quinta. Luego de 3 meses, debido al inicio de la pandemia, me mandaron a casa para seguir el tratamiento con fisioterapia a domicilio. Desde mi trabajo, me prestaron la primera silla y en 2021, por medio de un amigo, pude contactarme con CILSA para gestionar una silla de ruedas propia. Actualmente hago ejercicio solo en mí casa.

Culminé mis estudios secundarios en la escuela Curaca Lino Acevedo, de Barrio Los Robles. Antes de mí discapacidad motriz, trabajaba en una fábrica metalúrgica de cilindros hidráulicos. En ese entonces mi medio de movilidad principal era la bicicleta.

Actualmente trabajo en una tapicería. Entreno básquet adaptado en la fundación Derechos Sobre Ruedas. Este año también realicé cursos de computación en el Centro de Formación CILSA. Uso muchísimo mi silla de ruedas. Me da la libertad de poder hacer todo lo que hago en este momento.

Mi silla de ruedas es todo terreno y tiene mucho trayecto por día. Estoy muy agradecido con la ONG. Y agradezco enormemente a mi familia que me da las fuerzas para seguir adelante».

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