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Previo a la visita los guardaparques brindaron una charla introductoria al equipo del hogar a través de la cual ofrecieron información sobre algunos contenidos relacionados con el trabajo de protección que se efectúa en la zona: el mar, las áreas protegidas, la estepa patagónica y las especies propias del ambiente costero-marino.
El atractivo principal de la visita fue el avistaje costero de la ballena franca austral que se congrega allí cada año entre los meses de mayo a noviembre. El recorrido comenzó en el extremo norte, sobre una de las puntas del acantilado, donde se encuentra una caseta que funciona como observatorio y permite a los biólogos divisar la llegada de los primeros ejemplares y censar la población de ballenas que arriban al Golfo Nuevo. En dicho lugar los niños pudieron tener acceso a las grabaciones para escuchar el sonido de distintos tipos de cetáceos.
Seguidamente, se realizó una caminata para apreciar un sendero de flora local y tener una vista panorámica del Golfo Nuevo. Ya en la costa se pudo observar muy de cerca los variados especímenes que allí se encontraban, como así también, contemplar sus movimientos, los típicos soplidos en forma de V cuando respiran, los golpes de aleta y cola y a las madres navegando con sus crías en paralelo a la costa.
Para complementar el encuentro, un grupo de voluntarios efectuó algunas actividades recreativas con el grupo para distenderlos y disfrutar del lugar.
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