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Para comenzar el taller la docente conversó con los pequeños acerca de los conocimientos que ellos tenían sobre los derechos y costumbres de los pueblos aborígenes: sus viviendas, su comida, su vida cotidiana. Luego de repasar y dibujar en el pizarrón todo lo charlado, se hizo hincapié en la religión de los aborígenes, sus creencias y en cómo pasaban estos conocimientos de generación en generación.
A partir de eso se les propuso realizar la lectura de las leyendas. Pero antes de concretar la atrapante actividad, confeccionaron una manta en donde pudieran sentarse a escuchar. Para ello pensaron en cómo decorarla y cortaron esponjas e hicieron guardas con témperas.
La Leyenda que escucharon fue la de la piedra movediza de Tandil. Extendieron entre todos la manta y se sentaron en ronda sobre ella, hicieron silencio uno a uno y fueron cerrando los ojos para poder imaginar y visualizar mucho mejor lo que la leyenda iba contando. Cuando la historia terminó, los niños pidieron que se repita y comprendieron la importancia de aprender sobre otras culturas e historias de nuestro pueblo Argentino.

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