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Paulo Freire manifiesta: “Cada persona tiene el saber de la experiencia vivida y cada persona concibe la educación de forma diferente dependiendo de su contexto”.
Desde aquí se partió para transmitir la actividad realiza.
Los niños del hogar proceden de diferentes provincias y países, y ante uno de sus gustos más solicitados, el de cocinar, es que los docentes propusieron un taller de cocina.
A su vez, retomando a Freire, cuando expresaba que «el contenido programático liberador implica los deseos del pueblo y desde allí se exige que se investigue la temática para empezar el proceso educativo y luego su dialogicidad», se invitó a las familias de los pequeños a participar del taller.

Así, un grupo de madres cuyos hijos son de nacionalidad paraguaya sugirieron elaborar una comida típica de ese país, la sopa paraguaya.

Con la actividad se logró el fortalecimiento de la comunidad, se reforzaron los vínculos con las familias y que los niños se reconozcan protagonistas en sus gustos e intereses y se sientan identificados.

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