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Para introducir a los estudiantes a la temática se realizó una actividad en la que debían reconocer dibujos. Se dividió el pizarrón en cuatro cuadrantes los cuáles respondían a un tipo de discapacidad diferente (visual, auditiva, motora e intelectual). Los participantes debían ubicar las figuras que ilustraban cada problemática en el lugar correcto. De esa forma, fueron conociendo las características de cada una de las discapacidades.
Por otra parte, con los más pequeños se trabajó en base a tres juegos. El primero, denominado “Adivina adivinador”, tenía el fin de abordar la discapacidad visual. Para eso un compañero pasaba al frente y se tapaba los ojos. A través de una hoja escrita en Braille, debía adivinar de qué objeto se trataba. En este caso, lo que se hacía era, en principio, leer el nombre, luego recorrer con el dedo la silueta en relieve de la primera letra y en caso de no adivinar, los demás brindaban pistas para que acierte.
Por otro lado, para comprender mejor la discapacidad auditiva jugaron al “Teléfono descompuesto”. Consistía en pasar una frase a su compañero comunicándose sólo con mímicas. En otra de las actividades se refirieron a la discapacidad motriz. En “Un escrito diferente” la consigna era escribir el nombre utilizando la boca para sostener el lápiz.
Con los alumnos de 3º y 4º grado se llevó a cabo un acróstico. Sobre el pizarrón se colocaron las letras que formaban la palabra inclusión. Cada una de ellas correspondía con alguna palabra relacionada con: visión, audición, movimiento, bastón, silla de ruedas, entre otras. Divididos en nueve grupos, cada equipo debía leerle a sus compañeros la definición para que la adivinen.
Fue una jornada lúdica y de mucho aprendizaje para los alumnos.