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Programa Nacional

Concientización

Mendoza

30 de noviembre de 2012

Encuentros con alumnos del Instituto Nadino

Primer encuentro   

Realizado el 16 de noviembre, los alumnos observaron el documental “Diversidades” a través del cual comprendieron varios aspectos desconocidos hasta el momento, vinculados con la discapacidad.

Previo a la proyección, una representante de CILSA brindó una breve introducción al respecto y luego hizo lo propio en relación al video para que los jóvenes razonaran a partir de un contexto.

Durante el tiempo que tomó el documental, se fue reflexionando sobre la discriminación que muchas veces, quizás por desconocimiento, miedo o prejuicios, se realiza hacia los colectivos socialmente vulnerables.

Finalizada la proyección, los estudiantes recibieron algunas preguntas vinculadas a qué tipo de acciones podrían ejecutar para generar más y mejores espacios inclusivos y a partir de un debate surgieron ideas enriquecedoras tales como: exigir el cumplimiento de los derechos como ciudadanos, realizar campañas de concientización desde la escuela y luchar por la inclusión de niños con discapacidad en establecimientos convencionales.

A continuación, el debate giró hacia la idea de ponerse en el lugar del otro, es decir, de la persona que posee una discapacidad. Al respecto, los alumnos esgrimieron que les gustaría seguir siendo quiénes son y realizar las actividades que realizan, para lo cual sería imperioso que fueran vistos como sujetos de derechos igualitarios.


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Segundo encuentro

Unos días después, el equipo de CILSA volvió al instituto para desarrollar, en esta oportunidad, talleres vivenciales de discapacidad.

Así, el 23 de noviembre los jóvenes se pusieron en el lugar de personas con discapacidad auditiva y visual desde otro lugar al que inicialmente se habían puesto en el marco del debate gestado en el primer encuentro.

Con auriculares, tapa ojos y bastones blancos, caminaron por las instalaciones de la escuela tratando de sortear los obstáculos presentes a la vista y al oído, entre ellos, mesas, sillas, conos, escalones y mensajes, estos últimos, a interpretar de la boca de algún compañero.

Posteriormente, con una representante de CILSA, los estudiantes reflexionaron sobre la experiencia vivida y aprendieron a leer y escribir en Sistema Braille.

Por otro lado, aprovechando la estructura edilicia del instituto, los talleristas experimentaron las barreras que encontraría una persona con discapacidad motriz. Así, en sillas de ruedas, intentaron subir algunos escalones, comprobando cuán difícil puede ser, y rampas.

El trabajo realizado resultó muy provechoso y enriquecedor. Para los jóvenes, ponerse en el lugar de una persona con discapacidad fue algo novedoso, que a su vez los ayudó a reflexionar sobre lo mucho que aún queda por hacer. Seguramente, las actividades se retomarán el año que viene, y las propuestas serán para generar nuevos espacios inclusivos.


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